La oscuridad que recorre su piel
Marchitando el jardín que habita en su alma
Desvaneciendo los sentimientos... no me olvides...
En su mirada se esconde un te extraño
Susurrando: no te vayas!...
La luz se evapora, sin rastro de regresar
Sin un rumbo establecido, sus días de alegría se destruyen y el dolor corroe toda razón la poca que quedaba en su corazón.
Te quiero, gracias por existir.
Te quiero, gracias por vivir.
Te quiero, no olvides que sigo aquí.
Y asi las rosas se marchitan, se mueren, al paso de ella, que con su dicha aniquilada, sonríe desesperadamente... mi corazón se detiene ante quizá, un adiós eterno... mienteme que regresarás, ven y abrazame; quiero recordarte por siempre... tu mirada, tus labios... tu ser quiero plasmarlo en mi piel, en mi carne, en mis huesos... en toda mi alma.
Mis pasos... mis pies pesan, mi mirada cae y se lamenta y a mi espalda ella desaparece, con una sonrisa y un mar de lágrimas que recorren sus mejillas, con la promesa de un pronto reencuentro.
Te esperaré y entre una sonrisa tímida, se marchó y ella dejo solo una imagen que el jamás olvidaría.
Lamento de un Arlequín.
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