Querida dama, en este hermoso cielo azul, solamente acompañado de algunas nubes rebeldes y grises, donde el sol no sale, quizá porque adornaria su piel de un naranja pálido y sus ojos se verían afectados por los rayos de su luz... me permito expresar la devoción con la que mi alma se entrega a Ud en cada beso y en cada acariciar, sin dejar a un lado el sentimiento de amor y paz que me producce sus melódicas palabras que penetran en mi como lanzas de valor y gallardía.
Aún así, no puedo disimular este estado tan cursi y voraz, el cual me anima a proseguir escribiendo tan hermosas letras a su nombre, pretendiendo adentrarme a su corazón y darte el amor que profesan desear recibir.
En mi pobre imaginación, me declaró perdidamente enamorado de Ud, de sus labios, de su cabello y todo aquello que compone su esbelto ser.
Resuelto a firmar diciendo que.. he de proclamar todo este amor que
desborda mi ser hacia a Ud.
Con amor y cariño.
Lamento de un Arlequín.
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